Bosques templados: ciervos, zorros, linces; estacionalidad marcada y refugios densos.
Sabana: leones, guepardos, elefantes; pastizales abiertos y caza cursorial.
Humedales: nutrias, aves acuáticas; alta productividad y cadenas tróficas complejas.
Océanos: cetáceos, tiburones; migraciones de largo alcance y comunicación acústica.
Montaña: cabras montesas, pumas; termorregulación y movilidad en relieve escarpado.
Evolución y diversificación de razas
La selección artificial ha generado razas domésticas con rasgos estables (pelaje, tamaño, temperamento). En felinos y caninos, los programas de cría documentan líneas genéticas, estándares de raza y pruebas de salud para minimizar herencias de riesgo.
En fauna salvaje, la selección natural favorece supervivencia: morfologías funcionales, sensores refinados y estrategias reproductivas adaptadas al bioma. La presión ambiental guía cambios graduales a lo largo de generaciones.
Factor
Domésticos
Salvajes
Selección
Artificial (humana)
Natural (ambiental)
Comportamiento
Socialización humana, juego
Caza, defensa, migración
Variabilidad
Alta entre razas
Adaptada al hábitat
Salud
Cría responsable y controles
Selección por aptitud
Gato bengalí: datos precisos y cuidados
Perfil técnico
Origen: cruce histórico entre gato doméstico y Prionailurus bengalensis (leopardo asiático); consolidado como raza doméstica.
Peso: machos 4–7 kg; hembras 3–5 kg.
Esperanza de vida: 12–16 años con cuidados adecuados.
Pelaje: patrón moteado/rosetado o marmolado; brillo satinado (“glitter”).
Actividad: muy alta; requiere juego diario, trepadores y rompecabezas.
Temperamento: curioso, inteligente, sociable; fuerte instinto de acecho.
Salud: chequeos veterinarios, control dental; descartar cardiopatías hereditarias en líneas de cría.
Bengalí en acción: saltos, persecución y enriquecimiento diario.
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